El papel de los verbos en la narrativa de un producto digital: Modos verbales.

Jan Castillo
8 min readFeb 23, 2021

Cuando nos enfrentamos al proceso de aprendizaje de una lengua, una de las lecciones constantes es la de los tiempos verbales. Comenzamos siempre con tiempos simples como el presente indicativo como:

  • María come manzana -Donde “comer” indica una acción que ocurre en el momento de habla-.

Los tiempos compuestos por lo general, vienen en lecciones posteriores. Esto probablemente responde a una estrategia de aprendizaje, no puedes tener un manejo de tiempos más complejos, sin saber lo básico.

Ahora, ya que estamos en esto, una de los conceptos principales para aprender cualquier lengua es el tiempo, idea que además, surge de nosotros como seres capaces de realizar narrativas.

Es decir, si yo quiero hablar de lo que comí ayer, mis verbos principales estarán en un pasado simple; ahora que si mi intención es elaborar un discurso con mayor precisión, seguramente tenga que recurrir a oraciones subordinadas que me exijan un modo verbal de subjuntivo (en su mayoría).

¿Un verbo de qué?, ¿y eso cómo se come? Retomando el ejemplo anterior:

  • María se come la manzana en el receso por miedo a que no pudiera hacerlo durante su clase.

Donde ‘come’ está en presente con una partícula de semi-reflexivo y ‘poder’ en subjuntivo con una perífrasis verbal con objeto directo adherido al verbo secundario (¡qué complejo!)

¡Respiremos! porque justo para eso es este artículo, para conocer un poco más de todo el sentido gramatical y lingüístico que a veces ni nos sentamos a analizar porque lo dominamos (o eso creemos) al ser nativo-hablantes.

Saber un poco más del ADN del verbo (una categoría gramatical muy compleja), puede ayudarnos a entender mucho más nuestra forma de narrar y con ello, saber cómo aplicarlo a un producto digital en concreto. ¿Qué dicen, nos aventuramos juntos?, ¡venga!

El verbo y su protagonismo lingüístico.

En la universidad, solía escuchar con mucha frecuencia la afirmación de que el verbo era un núcleo poderoso en la producción lingüística de cualquier hablante.

El cual denota una acción (semántica) que a su vez tiene una funcionalidad de núcleo en algunas frases y que incluso (el verbo por sí mismo), tiene la capacidad de determinar la función sintáctica y naturaleza morfológica de otras palabras con las que suele aparecer en una oración.

A esto último se le conoce como Aktionsart, una teoría alemana que afirma que el verbo exige cierto número de involucrados en la acción a partir de su significado, pero esto lo dejamos para otro artículo (guiño, guiño 😉).

Si nos damos a la tarea de desglosar punto por punto toda la información del párrafo anterior, nos encontraremos con conceptos gramaticales y estructurales que seguro más de uno ha escuchado en la escuela, pero ¿realmente nos hicimos conscientes de su importancia?

Y más específicamente, ¿lo consideramos al momento de dedicarnos a la comunicación de un producto digital? No me contesten, mejor, sigamos con el punto principal.

Los modos verbales, su importancia en la gramática y el papel que juegan al momento de la enunciación del verbo.

¿Qué tipo de clase de español es esta?, ¿tú recuerdas cuando nuestros profesores nos hablaban de gramática?, ¿de qué me sirve eso en UX Writing?

La gramática no es más que una patita de la lingüística que intenta darle formalidad a un acto meramente humano, volátil, cambiante y vivo: la lengua.

Esta a su vez, responde a cuestiones neurofisiológicas específicas como el entendimiento, la producción sonora y la interpretación comunicativa de actos y contextos que no siempre son lingüísticos (o sea que no se forman en el momento del habla, sino más bien de observar a los interlocutores, interpretar gestos etc.).

Aquí les dejo un mapa general del universo que hay detrás solo con fines ilustrativos:

Aquí, la gramática crea un nexo fundamental entre dos vertientes de investigación.

¿Vieron la imagen? Pues así es más o menos el cómo surge la gramática: un intento metalingüístico (hablar de la lengua con la lengua) para entender, describir, documentar y “moderar” el lenguaje.

Pues bueno, de todo esto comienzan a surgir conceptos teóricos que intentan acercarse al estudio formal de la lengua, así que sin entrar en detalles históricos, trataré de resumir de qué va… ¿estamos bien? ¡Súper! Por que aquí viene la pregunta del millón:

¿Qué rayos es un modo verbal?

Cuando los seres humanos narramos algo, nos servimos de muchas herramientas y modelos mentales que permiten situar a nuestro interlocutor en un momento temporal que mantiene una relación estrecha con el tiempo-espacio de la enunciación (A los escritores de The Dark les gusta esto 🤯).

En este sentido, tenemos dos elementos cruciales: el momento de la narración y el contenido que queremos contar. Es decir, yo Janett le platico a Pedrito Barajas que hace 10 minutos que mi conductor de la app de taxis está dando vueltas a la manzana sin sentido.

Pero también, puedo realizar narraciones mucho más elaboradas como cuando me toca ir a terapia y requiero contar lo que pasó en la semana, cómo me sentí y cómo relaciono esas emociones con un pasado lejano que me marcó personalmente.

Este “don narrativo” que tenemos los seres humanos por default, responde a nuestra capacidad innata del lenguaje (lo que Chomsky decía que era una especie de sistema computacional único y especializado que permitía explicar cómo es que los humanos podemos extraer reglas lingüísticas finitas para crear mensajes infinitos).

Si hablamos de la teoría narrativa, podríamos decir que su objetivo de análisis va más hacía a lo escrito que lo hablado y aunque este objeto de estudio (la escritura o literatura) puede considerarse más físico y palpable, la realidad es que también nos da herramientas para analizar las narraciones habladas.

Bueno, bueno… ¿y entonces esto qué tiene que ver con el UX Content?

Pues nada menos que, cuando hablamos del storytelling de un producto digital no nos enfocamos únicamente a la teoría del relato (meramente literario), sino a los elementos de la lengua que nos permiten producirlo. Uno ellos, el modo verbal, (taráaaan, ¿ya ven? todo iba hacia un punto).

¿Y esto es? Redoble de tambores… la forma en la que mostramos una acción determinada: en indicativo o en subjuntivo; el primero, marca una idea de acción en la que el hablante / usuario está involucrado y por ende, puede constatar que sucedió, sucede o probablemente sucederá.

El subjuntivo en cambio, marca una idea diferente a esta premisa. Por ejemplo, cuando en un producto digital digo:

El verbo sigue siendo “enviar”, en ‘a’ tiene una forma de pretérito de indicativo que marca la acción del usuario como algo que ya se realizó y que fue real; mientras que en “envíes” del inciso ‘b’, el sentido va hacia una acción que aún no existe, se mantiene la idea de duda y hasta de condición: si no haces primero tal cosa, esto no pasará (enviar tus datos para algo).

Intentaré hacerlo más ilustrativo, más o menos lo que sucede cuando usamos uno u otro:

Con esta table se busca ejemplificar el momento de la enunciación con relación al contenido de esta y el papel del narrado/hablante o usuario (entendidos como sinónimos) que la realiza.

El inciso ‘a’ describe certeza, realidad y/o seguridad y ‘b’ duda, dependencia, condición, posibilidad. Una característica fundamental del modo subjuntivo del verbo es que suele depender de una acción principal que casi siempre va en indicativo.

María José Serrano Montesinos, en Formalidad y funcionalidad en el análisis de indicativo y del subjuntivo en español (2002) dice que “la propiedad de seleccionar un modo [verbal] se determina desde la estructura argumental de los predicados (p. 96)”.

Es decir que no solo la sintaxis determina la aparición de uno y otro sino que, la semántica y la intención del mensaje también influye.

En este sentido estaríamos hablando de una estructura gramatical más compleja que la de una oración simple, en palabras de UX Writing, los modos subjuntivos tienden a derribar los pilares generales de este, pues no es breve, ni claro ni conciso.

Pasa algo muy similar si nos vamos a la parte del microcopy para productos digitales, un modo verbal de subjuntivo a la hora de plantear un mensaje, probablemente no sea tu mejor aliado.

Usuario o hablante, el otro lado de los modos verbales.

Siempre he sido fiel creyente de que cuestiones gramaticales descriptivas son la base del análisis, pero también protejo las intenciones pragmáticas de los hablantes (o usuarios en UX). Bajo esta lupa me gustaría resaltar algunas curiosidades del empleo de modos verbales en el discurso.

También me gustaría recalcar y aclarar que las reglas gramaticales de construcción de la lengua per se, (en este caso, de los modos verbales), pueden ser alteradas para expresar los intereses particulares del hablante (Montesinos, 2002).

Incluso, el contexto de enunciación ofrece información relevante para la interpretación del mensaje. Por ejemplo:

¡Ojo aquí! En estas oraciones, el uso del modo subjuntivo (de la oración subordinada de ambos ejemplos); da el sentido de menor relevancia en el discurso, ¿o sea?

Pues nada menos que el hablante aquí indica que esa información ya es conocida por la persona que lo oye, aquí el foco de relevancia está en el indicativo porque, posiblemente, son datos que nunca antes había comentado con su interlocutor.

Tal y como lo menciona Montesinos, (2002); cambiar de modo verbal mientras se tiene una conversación, siempre está relacionado a las intenciones comunicativas del hablante.

Que el modo subjuntivo se presente de pronto, responde a las necesidades que una persona tiene de presentar un suceso con menos relevancia que a su vez, se relaciona con otro que sí la tiene.

Incluso podríamos deducir, que mientras un subjuntivo ofrece información que el oyente ya conoce; un indicativo marca una pauta discursiva para que el hablante y su interlocutor, indaguen más sobre ese hecho “nuevo” en la comunicación.

Es como una pauta discursiva del hablante/narrador para que se siga complementando el tema que ya marcó como relevante en la conversación, una señal a su oyente para que haga preguntas al respecto.

Sí, sí bueno…. ¿Y esto sirve para…? (Seguro piensan ahora), ¡les prometo que sí sirve! y por eso quiero ser más puntual que nunca (al menos para finalizar este artículo):

  1. Cuando estamos en entrevistas con el usuario, por ejemplo, pues conocer estos “trucos narrativos” nos permiten tener un mejor entendimiento de su verdadera intención comunicativa respecto a nuestro producto.
  2. Cuando tenemos muestras de hablantes grabadas para sacar insights de contenido (ya sea para una app, un sitio o el diseño de un asistente de voz).
  3. Cuando analizamos o armamos un corpus para sacar los intents y utterence en asistentes de voz).

Y ya para concluir…

Creo fielmente que sino comenzamos a tener esa sensibilidad de analizar cómo es que un usuario entiende esos recursos lingüísticos y a qué corresponden a nivel gramatical, estaremos muy lejos de ofrecer una experiencia completa, memorable y más humana.

Pero considero sobre todo, que el mayor reto viene cuando nos enfrentamos al desarrollo de tecnologías que buscan hacer nuestra vida más sencilla, amigable y funcional pues ¿hasta qué punto estamos integrando nuestro conocimiento humano para esto suceda?

La sensibilidad, pero sobre todo la conexión entre el saber de humanidades y la tecnología, son la clave para el desarrollo de nuevos caminos que nos lleven a implementar mejores experiencias en un futuro.

¿Tú qué opinas?, ¿te interesa conocer más sobre la lengua? ¡Déjame saberlo!

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Jan Castillo

De la lingüística al UX. Ahora Content Strategist & UX Writer Lead. Ex Copy/Content Sr. Lo mío es el café y escribir. #letrashispanicas